No somos ni Romeo ni Julieta, ni estamos en la Italia
medieval, nos decía la vidente Karina hace unos cuantos años. A día de hoy Mari-ano, elsúper héroe con forma de pantalla de plasma, nos dice que no somos Chipre, que
podemos estar tranquilos, que no va a haber contagios indeseados. Aquí no va ahaber un corralito, nuestra retaguardia está a salvo.
España sigue siendo la reserva espiritual de occidente y ningún banquero desaprensivo nos va a hacer la caidita del corralito a la luz de la luna. No mientras Mari-ano, el súper héroe que protege a los más desvalidos, tenga algo que decir.
No somos Chipre, que os quede claro. Igual que antes no
fuimos Grecia, ni Italia, ni Irlanda, ni Portugal, ni siquiera Uganda.
España es España, envidia del mundo, qué digo del mundo, del
universo, campeones de Europa de fútbol dos veces seguidas; del mundo una, y
espérate, que en Brasil la vamos a liar. Somos un país que marca a sus
ciudadanos contestones con porras de amor, un país que tiene en su ministro del
interior un ejemplo evidente de que el ser humano no siempre evoluciona, un
país en el que la religión es más importante que la investigación científica, un país que malvende la Sanidad y la Educación al peor postor, un
país en el que el corralito no tiene razón de ser porque el país es en sí un
corralito. Todo un motivo de orgullo para los españoles repeinados con peineta,
que son muchos.
España no es Chipre porque Chipre es una isla y España, no.
Nos hundimos, sí; el agua nos llega al cuello, al menos a gran parte de la
ciudadanía, pero no somos una isla.
Basta ya de maledicencias y de inshidias, de falacias y de mentiras.
España es ese enfermo aquejado de tantos males que ya no
teme al contagio. Es un país al que se le pudre la banca, se le corrompe el
gobierno, se le descompone la democracia, se le descoyunta el periodismo y se
le muere la monarquía. No tenemos que tener miedo a contagiarnos, ni de Chipre
ni de nadie. Son ellos los que tienen que tener miedo de nosotros. Somos los
walking dead del universo.
Bienvenidos a Radio Tocata, un programa que te contagiará
del virus de la mala leche y de la bacteria de la protesta, para que lo
extiendas por tu barrio y cada vez seamos más en la calle
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